
Ser niño negro en Filadelfia, mal asunto

Carolyn Hill, de Fildalefia, Estados Unidos, lucha contra el municipio, cuyo Departamento de Servicios Humanos (DSH) retira de sus hogares y pone bajo custodia del Estado a más niños negros que cualquier otra ciudad estadounidense. El único motivo por el que no le devuelven a sus hijas adoptivas, dijo, es por ser: es negra, soltera y pobre, análisis que comparten muchos activistas y expertos.
En 2011, el DSH de Filadelfia puso a las dos sobrinas de Hill, de uno y dos años, bajo su tutela, tras retirar los derechos a la madre biológica, por abuso de drogas. Un año después, mientras se gestionaba la adopción, una trabajadora social del Servicio Luterano de Infancia y Familia, decidió por su cuenta que Hill era inadecuada para adoptar, o acoger. Pretexto: su falta de educación. Retiro inmediato de las pequeñas, sin avisar, justo antes de las vacaciones de Pascua. “Cuando vienen a visitar a las niñas, se quedan apenas 15 minutos –dijo Hill– ¿Qué puedes saber de alguien en 15 minutos? Ellos lo llaman inspecciones de hogares, pero son más bien invasiones de hogares”.
Ella desconocía sus derechos y, buscando ayuda, dio con “DSH - Devuélvannos a nuestros hijos”, organización de autoayuda, coordinada por la red Cada Madre es una Madre que Trabaja. Pasó dos años investigando, hasta poder probar una política sistemática de retirada de niños en Filadelfia. En esta verdadera conspiración contra los niños negros, generada por la desidia, participan asistentes sociales poco cualificados que atienden líneas telefónicas de emergencia, agencias, tribunales y supuestos “defensores de los niños”, todos ellos sobrecargados de trabajo. Cualquiera puede denunciar a un progenitor. “Conocí a una madre cuya tía llamó al DSH. Cuando llegaron no encontraron nada malo, excepto el retrete atascado pero se llevaron a su hijo. Eso no tiene sentido. Si a usted se le atasca el water no necesita al DSH, sino a un fontanero”, dijo Hill. Y una piensa: ¿no es más barato para el Estado llamar a un fontanero y pagar la factura, que acoger a un niño con el correspondiente gasto público en trámites, asistentes sociales, educadores, plazas de acogida, juicios, adopciones, mantenimiento de los niños, plazas en centros de acogida, médicos, psicólogos, catering, y un largo etcétera. Nos viene la sospecha de que esto genera una pila de puestos de trabajo pagados por los contribuyentes. O sea, un verdadero negocio, y un peligro ser niño negro en Filadelfia.©
Nieves San Martín
Colaboradora de la revista Crítica

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La corrupción ocupa de nuevo el segundo lugar en la lista de problemas de los españoles, detrás del paro, "Entender y combatir la corrupción en estos tiempos", "Corrupción (y) política", y firmas como la de Santiago Álvarez Cantalapiedra están recogidos en éste número.
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