
El artista y la modelo

Una gran noticia: Fernando Trueba vuelve al cine por la puerta grande. Después de algunas películas fallidas como "El baile de la victoria", el director ha recuperado el pulso cinematográfico con una película que está entre lo mejor de su filmografía, como "El año de las luces", "Belle epoque" y "La niña de mis ojos", filmes con las que "El artista y la modelo" mantiene una íntima relación afectiva y sentimental.
Lo primero que hay que decir es que a Trueba ha filmado la película más francesa que cualquier cineasta galo quisiera filmar. El director que, además y casi diría que sobre todo, es un gran y provechoso cinéfilo, ha elegido, y no por casualidad, a Jean-Claude Carriere, colaborador de Luis Buñuel en su etapa francesa, como compañero de viaje para escribir el guión, lo que es el primer acierto de otros muchos. En cada fotograma, Trueba ni quiere ni puede disimular su admiración por el cine de Jean Renoir, pero lejos de recrear su obra, hace una de sus películas más personales e inequívocamente de Trueba. Es decir, asimila la influencia de Renoir para crear un mundo propio.
La historia es un homenaje al arte desde el séptimo arte. El título del filme ya avanza las intenciones: sí, estamos ante una joven española que, en 1943, se acaba de fugar de un campo de refugiados. Por casualidad llega a casa de un escultor que siente la decadencia física y afectiva, la aparente derrota de los años y la falta de estímulos para crear... Hasta que llega ella, una joven que ofrece su cuerpo desnudo para forjar una nueva obra, quizá la última, en la ambición del escultor la definitiva, para el espectador, una lección de cómo se forja la creación desde su estado embrionario y cómo aflora la inspiración, como dice Serrat, siempre trabajando.
El trabajo del veterano Jean Rochefort es conmovedor, hondo y de una silenciosa afectividad que no puede por menos que llegar al corazón del espectador. Sus silencios, sus miradas, sus gestos... todo es arte forjado desde una naturalidad que paraliza. Lo mismo se puede decir de la presencia de Claudia Cardinale, una de las mujeres más bellas que se han puesto frente a una cámara y cuya belleza eclipsó lamentablemente su talento. Aquí lo muestra sin claroscuros, desde la cercanía y la carnalidad de una actriz sofisticada y cercana. La joven Aida Folch no desaparece ante estos dos talentos, al revés, potencia el suyo en una correspondencia interpretativa que enriquece su trabajo.
Una recomendación: Trueba rueda una de las películas que hay que ver en la intimidad de un cine, lejos de piraterías y demás artimañas, porque el diálogo que establece con el espectador sólo se puede desarrollar a oscuras y en pantalla grande. Lúcida, de una sensibilidad exquisita, poderosa y terriblemente humana, estamos ante una de las mejores cintas de este año.©
EL ARTISTA Y LA MODELO
Director: Fernando Trueba
Intérpretes: Jean Rochefort, Aida Folch.
Cecilia García
Colaboradora de la revista Crítica - Cine -.

Comprender el dolor
La ayuda en situaciones de catástrofe, el manejo emocional ante el dolor ajeno, el dolor en las grandes religiones, la representación del dolor en el cine, en definitiva, un mosaico de perspectivas con las que pretendemos comprender el dolor.
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