
La verdad sobre el caso Harry Quebert

De “La verdad sobre el caso Harry Quebert” se puede afirmar ante todo que es una buena novela de intriga, donde abundan las pistas, tan magistralmente dosificadas que no es fácil prever el final. El elemento sorpresa –imprescindible en todo relato de intriga– predomina no sólo al final, sino a lo largo de toda la historia. Un hecho triste es el eje de toda la acción: la desaparición de una menor –Nola– en el verano de 1975, suscitando preguntas sin respuesta, ¿qué ha pasado?, ¿dónde está? Hasta que aparece fortuitamente el cadáver de la niña 33 años después, en 2008, y son otros los interrogantes, ¿quién lo hizo, cómo, por qué?
De ahí que la estructura de la novela se desarrolla alternativamente entre 1975 y 2008 dándonos a conocer la doble investigación con sus lagunas, sus fracasos –son muchos los posibles asesinos de la niña que se van dibujando–, y sus penosos avances. La repetición de la fecha fatídica 30 de agosto 1975 desde la visión de cada personaje es exhaustiva.
La acción la llevan a cabo bastantes personajes, bien dibujados, complejos, llenos de conflictos internos bajo un aspecto inofensivo. Casi nunca son lo que aparentan. Los tres protagonistas son prueba de ello: los escritores Harry y Marcus -maestro y discípulo respectivamente– y Nola, la encantadora quinceañera hija del reverendo Kellergan.
Los personajes secundarios necesarios para el desarrollo de la trama son muchos y eficaces: desde el sargento que va a llevar adelante el caso con Marcus, el cual busca defender a su maestro Harry acusado del asesinato, hasta la familia Quinn, con el oficial de policía Travis, casado con Jenny Quinn; y no menos importante para la trama completa: un pintor, Luther Caleb y su jefe; así como los Kellergan y su pasado.
Junto a este entramado cada vez más laberíntico, el autor, Joël Dicker, persigue otro fin: expresar lo que él, por boca de Harry, piensa del oficio de escritor. Para ello antes de cada capítulo dedica una página a dar consejos a su alumno Marcus para que supere el síndrome de la página en blanco, muy común en un escritor con una sola obra de éxito. Son 31 páginas llenas de consejos válidos para escribir y para la vida. Por tanto, esta novela es también de aprendizaje. El propio autor, lector y editor precoz en su Suiza natal, con varios premios a su labor juvenil, sufrió el rechazo de varias de sus novelas por distintas editoriales. Después todo ha ido sobre ruedas tras lograr el Gran Premio de novela de la Academia Francesa para La verdad sobre el caso Harry Quebert.
Dicho todo lo anterior creo que en el fondo este libro es una novela de amor romántico–platónico. Son dos historias de amor que van a dar lugar a dos novelas publicadas dentro de la propia novela: Los orígenes del mal, firmada por Harry, y Las gaviotas de Aurora, firmada por Luther. En las dos la musa es Nola, que enamora a dos adultos, a Harry queriendo –porque se ha enamorado de él–, o sin querer en el caso de Luther, a quien intenta ayudar hasta el final a pesar de las terribles consecuencias.
Sobre el amor Harry aconseja a Marcus: “Los hombres más admirables son aquellos capaces de vivir el amor en profundidad. Anhele el amor. Haga de él su más hermosa conquista, su única ambición. Hay dos cosas que dan sentido a la vida Los libros y el amor”.
Y en la frase final del libro declara Marcus: “Gracias a Harry he encontrado los libros. Ahora parto en busca del amor”.©
LA VERDAD SOBRE EL CASO HARRY QUEBERT
Joël Dicker
Alfaguara 2013
María Simón
Colaboradora de la revista Crítica - Libros -.

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