
Fórmulas verbales al uso y tristeza

Reconozco que no estoy muy dotada para el pensamiento abstracto en general ni para el conocimiento de las ciencias económicas en particular. No sé a ustedes, pero a mi me ocurre que con cada concepto asocio una imagen bien concreta y física. Así, sustancia se me representa como algo cremoso, tal vez una papilla de maicena. Y claro, se dispara la prima de riesgo es alguna de mis primas, disfrazada de hombre bala volando como un cohete hacia Marte. El conflicto está servido viene a ser una doncella con su cofia y su delantal –disculpen lo anacrónico– portando una bandeja en la que un perro y un gato o similares se atacan o se atemorizan. Llevar tranquilidad a los mercados, lo que ustedes prefieran, se desploma la bolsa es muy fácil de imaginar… Y así sucesivamente con cada una de las fórmulas verbales a las que acuden los periodistas y aprendices de tales, que repiten estas locuciones cuando se ponen de moda, una, cien, cuatro mil veces por cada intervención ya sea en noticiarios o en tertulias.
Comprendo a quien se refugia en “Sálvame” o cualquiera de las estupideces con las que tratamos de evadirnos de la extrema gravedad de la situación.
Tal vez por eso Televisión Española nos ¿obsequio? con un programa pretendidamente humorístico, presentado por Santiago Segura y concebido como homenaje a Gila. No estuvo mal para la casa, que obtuvo el 20% de la audiencia. Su título, “¡Arriba ese ánimo!”, presagiaba algo bueno o por lo menos aliviador de la penuria.
Digo para la casa, porque yo no pude terminar de verlo: mi tristeza ante lo que acontece en España no sólo no se disipó lo más mínimo, sino que aumentó según avanzaba el programa. Esperábamos algo refrescante, alegre o irónico, algo que nos hiciera reír o sonreír. Encontramos a unos artistas ya en decadencia que movían a compasión, un presentador del que, sin dudar de su talento, cabía suponer mayor ingenio, unos chistes añejos… En fin, una pena.
Con todo, el programa fue un éxito de público según el share y de crítica según los medios preferentemente digitales. Y aún hay quien pide que se haga más veces…
He dicho con todo que es una locución adversativa. Como adversativa suelen usarse el sencillo “pero”, el algo más pedante “mas” y los elaborados “sin embargo” y “no obstante”, además de otras fórmulas. Los tertulianos o comentaristas de radio y televisión han dado con otra que ha hecho fortuna y ya causa empacho: dicho esto. O sea que tras una perorata a veces insufrible, colocan la expresión dicho esto o dicho lo cual y disertan otra vez pero en sentido contrario. Cuenten las veces que se utiliza y díganme si hay derecho a que nos aburran tanto.©
Virginia Fernández Aguinaco
Colaboradora de la revista Crítica - Televisión -.

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