
Y tú, ¿a qué tienes miedo?

La mayor parte de los males que le suceden al ser humano, le suceden por miedo. Nuestro corazón está lleno de angustia y desesperanza, vivimos resquebrajados y divididos por miedos incontables. Cada uno y cada una conoce los suyos: desde el que teme caminar por una calle solitaria, hasta el que ve como algo inminente el fin del mundo, desde el que teme subir solo en el ascensor, hasta el que teme quedarse sin trabajo con tres hijos que mantener, desde el que teme abrir la puerta de su casa por si es atacado, hasta la mujer que vive aterrorizada por las palizas de un marido maltratador, desde el que teme no ser reconocido por sus cualidades y sus valores, hasta el que no quiere comprometerse de por vida ni con nadie ni con nada porque “a lo mejor no resulta” o “porque toda la vida es demasiado tiempo”, desde el que cada mañana teme salir a la calle por si la policía le pilla “sin papeles”, hasta el que ve cómo su vida se desmorona al enfrentarse a la enfermedad... Nuestro miedo es un fardo que nos empobrece, empequeñece y nos consume. Nos parece que el mayor acto de valor al que estamos convocados es el de perder el miedo a la muerte, cuando la tarea más importante y más urgente que tenemos entre manos es perder el miedo a la vida. Para perder el miedo, por tanto, nunca es imprescindible cambiar aquello que se teme, sino nuestra manera de mirarlo.
La sociedad en que vivimos, los contextos en los que nos movemos, construidos por nuestros temores, tampoco ayudan, nos revelan un mundo problemático y conflictivo. El miedo, ciertamente, es la pasión que está en el origen de la vida asociada. ¿Cómo es posible que en el mundo occidental coincidan en el tiempo una sociedad nunca como hasta ahora tan segura, con una civilización del miedo, que temamos más cuando hay muchos menos motivos de temor que en otras sociedades? Pues quizá porque el hábito de la seguridad ha agudizado la percepción de su pérdida. Vivimos en un mundo en el que podemos perder más porque tenemos demasiado. En las sociedades tradicionales había grandes miedos pero eran previsibles: el hambre, la enfermedad, la guerra. En cambio ahora, generalizando, las fuentes del miedo son más inciertas, sutiles e indeterminadas, lo que ha venido explicándose como un mundo más de riesgos que de peligros. Y el actual incremento del miedo no se debe sólo a que hayan aumentado ciertos riesgos que amenazan a la sociedad, sino a que han aumentado las condiciones de incertidumbre en las que discurre la vida concreta de las personas.
De cualquier forma, el miedo no es ni bueno ni malo; todo depende del uso que se haga de esa pasión humana elemental. Su primera e indispensable función consiste en garantizar la auto conservación de los individuos manteniendo viva en ellos la memoria de su vulnerabilidad. Nuestro gran desafío consiste en transformarlo en una fuerza constructiva que nos permita conocernos y conocer mejor la realidad. Hay que llevarse bien con nuestros miedos y gestionar esa doble dimensión que les caracteriza: pueden paralizar, pero también organizar estrategias de defensa y construcción. El miedo puede servir para salir de la pasividad autodestructiva o conformista y recuperar la fuerza movilizadora contra la adversidad o la catástrofe. Con este número, la revista Crítica propone a sus lectores ahondar acerca de lo que es el miedo, los diferentes miedos que nos atenazan y cómo superarlos, cuáles son aquellos que más nos afectan y cómo nos limitan… Para acercarse a la libertad es imprescindible orillar nuestros temores, romper sus ataduras. Las ataduras amenazan nuestra libertad última y primera, esa que reside en nuestro propio espíritu y lo configura, porque a todos nosotros nos es consustancial la libertad, tanto, que para ser humano, es forzoso ser libre.©
Manuela Aguilera
Directora de la revista Crítica

Repaso a nuestros miedos
¿Qué es el miedo? ¿Cuál es su origen? ¿Son diferentes los miedos de la mujer y del hombre? La construcción social del miedo; El miedo en niños y adolescentes; El miedo desde la perspectiva de la fe; Miedo y pobreza; Miedo y vejez; El cine y el miedo; Miedos cotidianos; El miedo a la muerte, al fin del mundo... En éste monográfico trataremos de dar respuestas a los interrogantes y tratar el miedo desde todas las vertientes.
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