Medir el éxito (económico) según el objetivo. ¿Una utopía?

La Economía del Bien Común ofrece una alternativa a la economía de mercado capitalista y la economía planificada. Se fundamenta en los valores constitucionales y relacionales ampliamente compartidos. El vivir en base a estos valores es medido en los indicadores de éxito económico: el balance del bien común y el producto del bien común. El movimiento de la EBC nació a finales de 2010 en Austria y a empresas de 27 países las que apoyaban la iniciativa. Hasta la fecha más de 80 “campos de energía” (grupos de apoyo local) se han fundado en Austria, Alemania, Italia, Suiza, Polonia, Holanda, España, Inglaterra, América del Norte y América Latina.
En el actual orden económico observamos tres contradicciones:
1. En los mercados capitalistas, se viven valores opuestos a aquellos que permiten florecer las relaciones humanas.
2. Cuando medimos el éxito económico, no medimos lo que este realmente vale y los objetivos de la economía, sino el medio.
3. El objetivo que persiguen las empresas no coincide con los objetivos económicos estipulados en las Constituciones. La Constitución de Baviera dice literalmente: “Toda la actividad económica sirve al bien común”. Si tomáramos esto en serio, tendríamos que considerar anticonstitucionales todos los comportamientos y actividades empresariales que no cumplan con este mandato constitucional. La Constitución Española dice lo mismo: El objetivo del Estado es “fomentar el bien de quienes la integran”, o sea el bien común.
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Alternativas para construir en medio de la crisis

El mundo rural como espacio de vida
No se tienen datos acerca de cuántas familias o personas han regresado o se han instalado en el campo en la última década, pero si conocemos cada vez a más gente que ha dado este paso o que les gustaría hacerlo. Conocemos también la existencia de un movimiento social que tiene sus ojos puestos en la vuelta al medio rural. Este movimiento social tiene expresiones concretas en proyectos como "Abraza la Tierra" a nivel nacional, o en movimientos como "Reclaim the fields" (Reclamad los campos) que se articulan en toda Europa. En nuestro caso, si miramos a nuestro alrededor, en la comarca que ocupa el norte de Palencia y el sur de Cantabria donde vivimos, seríamos capaces de identificar más de una cuarentena de familias o personas que han decidido construir su vida en esta tierra en los últimos años.
La vuelta al campo como opción, y cuando esta opción se convierte poco a poco en un modo de vida, no es algo fortuito o que surge tan solo de la necesidad de buscar salida en un contexto de crisis. Es fruto de una decisión consciente que parte siempre de una forma de analizar la realidad de nuestro mundo, y en concreto del mundo rural. Las motivaciones últimas en cada caso son diferentes; en unos casos el deseo de vivir de forma ligada a la naturaleza, o la necesidad de vivir de forma más sencilla, o de buscar un espacio menos consumista, o una forma de vida más saludable, o armónica o incluso cercana.
El dolor en Simone Weil

Con el título Simone Weil. La conciencia del dolor y de la belleza se ha publicado recientemente un volumen colectivo en cuyo ensayo introductorio Emilia Bea, su editora, nos dice que "las coordenadas del itinerario vital e intelectual de Simone Weil estarían marcadas por la búsqueda apasionada de la verdad, el asombro ante la belleza y la vulnerabilidad ante el sufrimiento"1; de aquí el título del volumen, que recoge una pluralidad de lecturas por parte de reconocidos especialistas en el pensamiento de la autora, unificadas por la consideración del dolor y la belleza como "únicas claves" de salvación en "un mundo determinado por la fuerza", en la medida en que "proporcionan un contacto con la realidad en estado puro". Quizá no se trate sino de un ejemplo entre otros de la relevancia del tema del dolor en el itinerario intelectual de Simone Weil, ejemplo que encuentro de interés recordar por su actualidad e importancia entre la bibliografía en castellano, pero al que podrían unirse otros que, directa o indirectamente, esto es, situando la cuestión del dolor en la constelación teórica en la que aparece en los textos weilianos, subrayan su carácter nuclear2. Pensadora política, profundamente comprometida y protagonista de los más dramáticos acontecimientos que determinaron la historia de la primera mitad del siglo XX, y a la vez posiblemente una de las grandes místicas del mismo, Simone Weil es autora de una obra considerablemente compleja y de una densidad excepcional, inclasificable e imposible de sintetizar, que exige del lector un esfuerzo tal de atención que, como se nos ha dicho, en ocasiones a éste parece "faltarle el oxígeno" al intentar seguirla3. En este sentido, si discernir una cuestión que articula y centra su "potencia especulativa" adquiere un valor singular como perspectiva en la que enfocar el acercamiento a sus textos, éste se acentúa al tratarse de un tema que una reflexión sobre la condición humana, y especialmente en la actualidad, no puede dejar de plantearse, un tema también al que aporta consideraciones por muchos motivos imprescindibles.
Cuando los colegios son gimnasios de creatividad

Tal vez nunca se ha citado tanto el concepto “creatividad” como en estos últimos años. Un “don” especial con el que algunos afortunados nacen, una cualidad que quien no la posee no tiene nada que hacer… son algunas de las curiosas referencias a esta característica de la persona humana que muchos desean y que pocos trabajan para conseguirla.
La creatividad, esa capacidad de ver lo que todos ven y sin embargo ser capaz de vislumbrar algo distinto, no es una cualidad innata; si bien es cierto que hay psicologías que la favorecen, la creatividad, como todo lo importante en la vida, se aprende. Otra cosa es que haya situaciones que faciliten este aprendizaje y su ejercicio y, lamentablemente, por el contrario, también haya situaciones que lo ahoguen, lo ignoren o no lo dejen crecer.
La gestión colectiva del agua

Experiencia de Nicaragua
Desde la óptica económica, el agua es un recurso con características de bien común, es decir, se caracteriza por ser un bien rival en el consumo y de baja exclusividad. Esto implica que el consumo que realiza una persona disminuye el disfrute potencial que otro individuo puede realizar de la misma unidad y que, además, resulte muy costoso reducir o excluir de su consumo a otros individuos.
La rivalidad en el consumo del agua se asocia con los problemas de asignación del recurso y puede derivar en la congestión, degradación y sobreexplotación del mismo. La baja exclusividad se relaciona con el nivel de provisión y puede dar lugar a lo que se conoce como el “problema del polizón o gorrón” o free-riding, en su acepción inglesa.
Ante recursos de estas características, y en ausencia de sistemas de gobernanza, los modelos teóricos predicen que las personas usuarias del recurso tenderán a sobre-explotarlo, llegando incluso a agotarlo, puesto que maximizan los beneficios individuales y no los agregados a nivel social.